miércoles, 30 de diciembre de 2009
PRIMERO LA PAZ Y LUEGO LA PROSPERIDAD
Primero paz y luego prosperidad
Quiero hablar de algo muy sencillo. Porque a veces, las pequeñas cosas de la vida son las que tienen un impacto más significativo. Pequeñas cosas como la paz que cada ser humano puede sentir en su corazón... tal vez se trate de una de esas pequeñas cosas. Vamos en pos de la prosperidad ignorando una fórmula que fue propuesta hace mucho, mucho tiempo: paz y prosperidad.
A veces olvidamos que somos seres humanos. Tenemos unas necesidades muy simples y la primera de la lista ha sido siempre sentirnos satisfechos, sentir el corazón lleno de alegría, sentir una paz que no responda a ninguna definición sino que brote de nuestro interior.
Yo voy de un lugar a otro recordando a las personas las cosas más importantes de la vida. Cosas sencillas, no complicadas.
La llamada a la paz es constante, pero miramos hacia cualquier otro lado olvidando buscar esa sed de paz en nuestro interior.
La sed está dentro de nosotros, y el pozo también.
La búsqueda de la paz está dentro de nosotros, y su resolución también. Así es como somos.
Si vas a navegar hoy en el barco de este mundo, pequeñas cosas como tener paz en tu vida se vuelven increíblemente importantes.
Y aunque me gustan las diferencias, también me gusta lo que nos asemeja: la lámpara encendida que brilla en el corazón de cada ser humano sobre la faz de esta Tierra. Y en esa gran oscuridad de la ignorancia, en la que miembros de la misma especie se vuelven unos contra otros, es necesario que esa lámpara brille con tanta intensidad como sea posible.
Lo que me gustaría comunicar a todos es que si quieres la solución, tienes que mirar dentro de ti. Busca aquello que deseas, pero mira también en tu interior. A la gente le parece que este es un mensaje poderoso, y puedo entender por qué, porque algunas veces nos olvidamos de esas sencillas y pequeñas cosas. Es posible que mientras caminábamos a tientas en la oscuridad, la solución haya estado siempre con nosotros. Si abrimos un poco el corazón y encendemos la lámpara, no tenemos por qué tropezar con todos los obstáculos que hay afuera.
Es simple y siempre lo ha sido. Primero paz y luego prosperidad. No niegues esa llamada interior que sientes. La paz no es una ficción. La paz es una flor que ha de ser sostenida por cada uno de los seres humanos. Eso es la paz.
Maharaji