martes, 29 de diciembre de 2009
LA PAZ RESIDE EN LOS CORAZONES
Las guerras suceden cuando la intolerancia alcanza proporciones épicas, cuando las razones para una guerra se vuelven más grandes que la santidad de la paz. Las guerras suceden cuando fracasamos en darnos cuenta del valor de estar vivos. Los líderes del mundo tratan de brindar paz, pero no es un asunto de las instituciones. Son los seres humanos que empiezan las guerras. Antes que una guerra comience afuera, empieza adentro. La guerra de adentro es más peligrosa porque es un fuego que tal vez nunca pueda apagarse. Las guerras están siendo libradas porque no se ha encontrado paz interior, porque a esa paz no se le ha permitido desplegarse. Todos estamos buscando algo, que lo podemos llamar éxito, paz, amor o tranquilidad. Es la misma cosa. Lo que estamos buscando tiene muchos nombres porque nosotros no sabemos lo que necesitamos. Para encontrar lo que necesitamos nosotros miramos a nuestro alrededor. Para saber dónde encontrar lo que estamos buscando, primero necesitamos preguntarnos a nosotros mismos dónde lo podemos encontrar. ¿Hemos considerado mirar hacia adentro?
Vivir no es una tarea fácil, especialmente si queremos lo mejor de ella. Tenemos que extraerlo y no es fácil. Tenemos que obtener lo que necesitamos y dejar el resto. Si queremos extraer paz, entonces buscamos lo que es valioso y eliminamos lo que no es. Lo que estamos buscando no está afuera nuestro. Está adentro. Siempre lo ha estado y siempre estará. Dicha no es un accidente y se siente bien. No es un accidente que la paz se sienta bien. La paz ya está aquí, y reside en los corazones de todos los seres humanos.
La paz es algo que se tiene que sentir. Uno de los poderes más increíbles que tenemos es el que podemos sentir. Cuando colocamos paz en frente de ese poder de sentir, nosotros sentimos paz. Estamos aquí para llenarnos de gratitud, amor y entendimiento. Llevamos una lámpara en nuestro interior tan brillante que aún en la noche más oscura puede llenar nuestro mundo con luz. Esta luz espera para ser descubierta. La paz no hace distinciones. No le importa si somos ricos, o pobres o a qué religión pertenecemos. No le importa en qué país vivimos.
La paz espera ser descubierta. Espera una vez más sentirse completa y no separada por todos los asuntos que dividen nuestras vidas. Paz es cuando nuestro corazón no está más en dualidad, cuando la lucha interior ha sido resuelta. Cuando la paz viene hacia el corazón, lo que sigue es serenidad. El amor inunda descontroladamente. La dicha no se puede contener. Estalla porque es correcto. Eso es paz. Se necesita sentir paz, amor, verdad. Mientras estemos vivos, siempre estará el anhelo de sentirnos bien, de sentir dicha, y mientras ese anhelo esté ahí, habrá una necesidad por descubrirlo.
La vida es una travesía.
Somos pasajeros de un tren llamado vida y estamos vivos en un momento llamado ahora. La travesía de la vida es tan hermosa que no necesita destino. En esta travesía se nos ha dado una brújula. La brújula es la sed de estar plenos. La verdadera travesía de la vida comienza el día que empezamos a buscar hasta satisfacer nuestra sed. Esta es la más noble de las búsquedas. Por muchos siglos, una voz ha estado gritando: " Lo que estás buscando está dentro tuyo. Tu verdad está adentro, tu paz, tu dicha están adentro". En nuestros corazones, la paz es como una semilla esperando crecer, florecer. Cuando nosotros permitimos que esa semilla florezca adentro, entonces la paz es posible afuera. Tenemos que darle una oportunidad a la paz. ¿Le daremos una oportunidad a la paz?
Prem Rawat