lunes, 14 de diciembre de 2009
POR AMOR
Miras el agua, miras el cielo… Piensa en esto un minuto.
De todos los tonos que Dios ha creado –marrón, púrpura, amarillo, rojo, naranja, tantos tonos. Él eligió un color específicamente para el cielo y fue azul. Y es inmaculado. ¡Es increíble! Porque es el azul más hermoso que existe.
No es simplemente poner un color inmaculado allí, sino cada posición del sol, cada hora, es tan increíble.
Las olas, enormes. Como cuando ellas rompen, y cuando van agrandándose, agrandándose, agrandándose. Y ningún hombre se atreve a tocarlas, excepto simplemente aceptarlas y dejar que rompan.
Y está ese sol. Redondo. Y tan radiante, tan glorioso, que llena todo el mundo de un color azul hermoso e inmaculado. Lo llena con el esplendor de ese sol. Y luego, cuando todo eso se ha ido, llenar ese mismo cielo con oscuridad y adornarlo con estrellas. Es inmaculado.
Y luego, poner una bellísima luna allí, con su propio esplendor, con su propia calma, con su propia frescura. Las cascadas, los árboles –es decir, todo lo que hay en este mundo tan increíble.
Y un bellísimo río fluyendo. Una creación bellísima de agua cristalina que al encontrarse con una barrera simplemente disminuye un poquito y ensancha sus bancos, para luego continuar fluyendo.
La creación del Señor.
No hay nada más placentero que sentarse y ponerse en esas manos para que nos lleve y simplemente disfrutarlo y relajarse. Y simplemente navegar, con todas las velas al viento y muy tranquilamente pasar a través de todas esas olas.
Es simplemente por amor. Para disfrutar de este viaje. Es la razón de la existencia.
Prem Rawat, Maharaji. Kansas City, 22 de enero de 1978