Alguien viene a decirnos que esta vida, este aliento, este tiempo que se nos ha dado es tan precioso.
En este mundo se nos juzga por nuestros defectos: “necesitamos hacer esto y aquello. Deberías hacer esto. No has hecho esto todavía.”
Poco a poco esto se vuelve un hábito. Nos habituamos a que la gente alrededor nuestro nos muestre un espejo y nos diga “tienes esta falla, este defecto, cometes errores…”.
Luego, gradualmente, un ser humano comienza a creer que tiene muchas fallas. Comienza a pensar. “¿Qué debería hacer? ¿Qué puedo hacer para mantenerme feliz?
Porque cuando el mundo nos dice estas cosas, nos señala con el dedo, no nos gusta. Nos hiere.
No hay escasez de gente en este mundo que piensa de aquí (la cabeza) y que habla de aquí (la boca). Piensa, habla. Piensa, habla. Piensa, habla.
Pero aquel que puede hablar de aquí (del corazón), que explica desde aquí, que puede tocar un corazón con otro corazón, es aquel a quien necesitas.
Tú y yo, como seres humanos necesitamos amor. Todas las criaturas vivas lo necesitan.
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Aquel que mantiene el universo entero día y noche, por quien existe todo: el sol, la luna y las estrellas, y por quien tú existes, es por quien está el aliento que nos llega y se va.
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El le ha dado el nacimiento al universo entero.
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Ese mismo poder está dentro de nosotros. Sólo puede ser visto al cerrar los ojos externos.
Hay un sonido intocado. Tú puedes escucharlo porque está tocando en tu interior. Sólo puedes percibirlo al cerrar estos oídos, no al abrirlos.
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¿Qué es devoción? Es un amor.
La devoción real no puede ser imaginaria.
Un amor que no mira la edad, al cual no le interesan las apariencias. Si estas cambian, el amor permanece.
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Si puedes imaginar ese Creador, si puedes imaginar ese Dios con el intelecto, entonces ese no es Dios, es tu imaginación.
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Llena tu vida.
Extractos del video de Prem Rawat, Maharaji en Jaipur, India 2009
