jueves, 24 de diciembre de 2009

LA PAZ MÁS VERDADERA




¿Qué piensas que es la paz?
Flores. Sonrisas. No más personas trotando en la calle.
No, están simplemente recogiendo flores. Pasándoselas al vecino, a quien esté al lado. ¿Es eso la paz?
¿Qué es la paz? ¿A qué se parece la paz?
Bueno, sólo puedo hacer muchas preguntas. Después de eso, tengo que empezar a responderlas. Así que ahí van algunas respuestas. Y no son respuestas vacías. Respaldo cada una de ellas. Esa es la diferencia.
Cuando te digo “paz”, estoy hablando sobre la paz que puedes experimentar, que está en tu corazón. Que está dentro de ti.
¿A qué se parece la paz? La paz se parece a tu rostro contento. Agradecido. Con entendimiento. Con claridad. Con serenidad. Tu rostro. A esto se parece la paz. Verdaderamente.
La paz danza en el rostro de un ser humano. Y cuando el rostro está lleno de paz, es ahí cuando te ves con más belleza. No necesitas maquillaje. Te afeitas – no te afeitas. No importa.
Ahora, están sentados allí – algunos de ustedes. No todos. Algunos de ustedes están sentados como, “Hum… No sé si eso es cierto”. Bien, déjenme explicarles. De vez en cuando – no muy a menudo, pero de vez en cuando tú estás contento, cuando tú estás feliz, toda tu naturaleza cambia. Completamente. Te conviertes en todas esas cosas en que aspiras ser. Te vuelves bondadoso. Te vuelves cortés. Esto sucede. Lo he visto.

Acepta este regalo de la vida, este regalo del aliento, este regalo de la conciencia, el regalo del entendimiento, el regalo de la claridad, el regalo de la serenidad. No puedes comprarlos. Tienen que ser dados. No los puedes comprar.
No hay una tienda que diga, “Se vende serenidad aquí.” No hay una tienda que ofrezca, “se vende claridad aquí”. Porque ellas se dan. Son regalos. Se dan libremente. No hay una tienda que diga, “Compre aliento aquí. Porque si hubiera tal tienda, habría una fila larga. Muy larga. Una larga fila del hospital desde donde vendrían personas corriendo sin aliento para hacer una línea derechita… y yo también. Yo también. Especialmente estando en Quito… a 10.000 pies.
No hay lugar donde sucedan esas ventas. Esto se te ha dado gratis. Lo único que tienes que hacer es responder.

Prem Rawat, Quito septiembre 2006