jueves, 24 de diciembre de 2009

LA FRAGANCIA DE DIOS



La paz es el perfume de Dios.
Cuando estás cerca de él puedes olerlo.
Cuando sientes cada aliento desde la profundidad de tu corazón te intoxicas con su fragancia.

La lluvia cae en tu jardín; arroja las semillas de la claridad y del entendimiento.

Hay mucha más humildad en el mundo ahora mismo debido a la economía. Hace unos pocos meses la gente sentía, “no necesito paz, tengo dinero”.
Ahora que van cuesta abajo sin visión en el horizonte Dios anda más ocupado.

Si la paz es el perfume de Dios, entonces la guerra es la fetidez de la ignorancia y de la arrogancia. Para que la guerra suceda toma tanto ignorancia como arrogancia.
En eventos en Israel

Tú eres la gota. El océano está en ti. Y sí, puedes sentirlo.
La misma energía que está en todas partes entra en mi en la forma de esa respiración y me toca trayéndome la vida.
Se ha producido el milagro de los milagros. Es lo que está sucediendo.
Compréndelo, siéntete pleno, vive en paz. Sé feliz.

El ser del que estás enamorado realmente está también enamorado de ti, en tu interior.
Es ese aliento que entra en ti. Ese aliento te bendice en cada momento y forma parte de su naturaleza que sea inseparable de ti.
Enamórate de él.

Estás vivo. Escucha el tambor de esa respiración y baila a su ritmo. Siéntete entusiasmado porque hoy estás vivo. Comprende desde tu interior. La finalidad de esta existencia es ver de la forma más bella ese precioso cuadro que Dios ha creado y que eres tú.

Cada aliento es una semilla, tú eres el sembrador. Tomas en tus manos las semillas y ¿que haces con ellas? ¿Las siembras cuidadosamente? De eso se trata se conciente. Hay que sembrarlas y esperar y ellas germinarán.